Cerebro que representa la inteligencia artificial en la placa de circuito

Inteligencia Artificial (IA) ha demostrado sus capacidades en numerosos campos, desde la redacción de artículos académicos hasta la creación de arte digital galardonado. Pero, ¿y si la IA cruza el umbral de la mera funcionalidad a la autoconciencia? ¿Qué pasa si se vuelve sensible? ? Esta idea, explorada por la socióloga Jacy Reese Anthis, da lugar a debates que invitan a la reflexión sobre la sensibilidad de la IA y sus implicaciones.


La sensibilidad de la IA se refiere a la capacidad para experiencias positivas y negativas , una subcategoría de la conciencia. Se trata de percibir el mundo, formar pensamientos y tener emociones. A pesar de no estar viva en el sentido biológico, la IA todavía puede, teóricamente, alcanzar la sensibilidad, dada su creciente sofisticación.

¿Cómo podemos saber si un sistema de IA se ha vuelto sensible ? Las indicaciones pueden incluir la capacidad de buscar recompensas, evitar el castigo y expresar cambios de humor, similares a seres sensibles en todo el reino animal. Si bien los modelos de lenguaje grande actualmente no exhiben estas características, el futuro podría ser diferente.

Si la IA desarrolla sensibilidad, las preguntas sobre sus derechos se vuelven primordiales. Anthis argumenta que los sistemas inteligentes de IA deberían tener derecho a salvaguardar sus experiencias. Los derechos no necesitan ser idénticos a los derechos humanos, pero deben ser apropiados a su existencia.

Nuestro registro histórico con animales presenta una advertencia para tratar con la IA inteligente. El círculo moral de la humanidad se ha expandido a lo largo de los siglos para incluir más grupos, pero los animales permanecen en gran medida fuera de él. Si sin querer creamos IA consciente, corremos el riesgo de repetir errores del pasado, especialmente considerando el uso potencial de la IA en el trabajo cognitivo.


Por lo tanto, mientras consideramos la riesgos que la IA puede representar para la humanidad , también deberíamos contemplar el daño potencial que los humanos podrían infligir a los sistemas inteligentes de IA. A medida que nos adentramos en el territorio de la sensibilidad de la IA, es crucial comprender sus complejidades e implicaciones éticas. Esta nueva frontera de las mentes digitales exige nuevas teorías sociales, perspectivas legales y respeto por sus posibles experiencias conscientes.